Mamoplastia de reducción

¿Qué es y para que sirve?

  • La mamoplastia de reducción es la cirugía que permite reducir el tamaño del pecho a la vez que se eleva y se armoniza su forma
  • Dos cuadros clínicos pueden dar como resultado un pecho de tamaño excesivo:
    • La hipertrofia mamaria: la mama es mucho más grande de lo normal)
    • La gigantomastia: la mama es tan grande que produce problemas de salud a la paciente
  • La reducción mamaria está indicada tanto en las pacientes con hipertrofia mamaria como en las que padecen gigantomastia
  • La mama grande habitualmente está descolgada debido al peso que tiene. Por ello, en la mayor parte de casos, debe asociarse el procedimiento de reducción de pecho con un procedimiento de reconstrucción y elevación
  • Cuando una mama está muy descolgada debido al exceso de volumen, que tiende a desplazarse hacia abajo, el escote se ve muy vacío y los pezones suelen apuntar hacia abajo. La mamoplastia de reducción recupera su equilibrio estético aportando un escote lleno y una elevación de los pezones a su posición armónica con el resto de la anatomía del tórax de esa paciente
  • Las mamas muy grandes suelen tener una base muy amplia, y se extienden hacia la espalda como un «flotador» que rodea la parte superior del tórax. No se recomienda tratar la parte posterior del tórax a la vez que la anterior, pero sí que se elimina a la vez el exceso de tejido mamario llega hasta la axila.

¿Cómo se aplica?

  • Este verdadero procedimiento de arquitectura mamaria exige realizar diferentes incisiones que permiten reposicionar los tejidos y eliminar el exceso de glándula, grasa y piel sobrantes. Ello comporta la aparición de cicatrices, de grosor muy fino y que siempre se intentan camuflar máximo. En función de cada caso, las cicatrices pueden ser:
    • Periareolar: es la cicatriz que queda escondida en la periferia del área coloreada de la areola, justo en el límite entre la piel clara y la piel oscura. Es más visible durante los primeros meses porque está enrojecida, y queda mucho más camuflada cuando a partir del 6º mes empieza a perder color.
    • Vertical: Es la cicatriz que más asusta las pacientes y mucho menos a los cirujanos plásticos, ya que a largo plazo suele evolucionar muy bien. Es una línea que trascurre desde la areola al surco submamario (el pliegue que hace la mama), por la parte inferior de la misma. Al tratarse de piel muy delgada, al final suele parecer una estría muy fina y estrecha, con un excelente resultado cosmético.
    • Surco submamario: Es la cicatriz que menos suele asustar a las pacientes y la que más preocupa a los cirujanos. De entrada importa poco a las pacientes porque como ya se ven el pecho caído, piensan que la propia caída de la mama disimulará esta cicatriz, pero en realidad, al elevar la mama, este surco se vuelve mucho más visible. Por ello esta cicatriz debe evitarse siempre que sea posible
  • Cuando deben asociarse la cicatriz vertical y la submamaria, se genera una imagen de «T» invertida
  • Es muy importante intentar evitar las técnicas que se denominan en «T» invertida completa, en las que la incisión recorre todo el surco submamario de extremo a extremo, ya que esta cicatriz va a ser visible si se emplean escotes muy pronunciados. Aún así, en casos de pechos muy grandes y descolgados, es inevitable
  • En general, en muchos casos, si se requiere una cicatriz submamaria (lo cual se intenta evitar siempre que se puede), puede realizarse una «T» invertida corta, realizando una incisión submamaria de no más de 4 o 6 cm, que se camufla perfectamente en el pliegue.
  • Esta intervención requiere una visita previa exhaustiva para decidir la estrategia quirúrgica más adecuada para cada caso. En ella se realiza un imprescindible estudio anatómico pormenorizado sobre el punto de partida de cada mama, y del tipo de pecho que se desea, en relación con el resto de proporciones del cuerpo (altura, peso, complexión, diámetro del tórax, diámetro de la cadera, etc.), a fin de obtener un resultado natural y proporcionado.
  • Antes de la intervención siempre será necesario realizar unos exámenes preoperatorios para comprobar la idoneidad del estado de salud del paciente para afrontar la cirugía
  • La duración de esta intervención es de entre 2 y 3 horas, y se realiza con anestesia general. Se suele recomendar una hospitalización de 24 horas. La paciente vuelve a casa con un sujetador especial, que en general debe llevar durante unas 4 semanas
  • Los puntos de sutura se retiran a los 10 ó 15 días
  • Si a la vez se han implantado unas pequeñas prótesis mamarias, y dependiendo de si deben colocarse delante o detrás del músculo, el dolor postoperatorio inmediato puede ser mayor o menor, pero se suele controlar muy bien con el empleo de antiinflamatorios. Si no ha hecho falta asociar prótesis, las molestias postoperatorias de la mastopexia clásica son muy leves y en general muy bien toleradas. La inflamación empieza a disminuir a los 15 días y durante los mismos no se puede hacer esfuerzos con los brazos
  • La reincorporación al trabajo depende de la actividad física que se desempeñe. Si el trabajo es de oficina, en menos de una semana se puede reiniciar la actividad pero si en el trabajo se realizan esfuerzos con los brazos, puede que sea necesario esperar una semana o más para reincorporarse
  • No debe practicarse deporte durante el primer mes después de la cirugía.

¿Qué resultados voy a obtener?

  • La mastopexia es uno de los procedimientos de Cirugía Estética más realizados porque permite remodelar la forma del pecho de modo natural y proporcionado con resultados perceptibles de inmediato y con una buena recuperación
  • Esta cirugía sólo en algunos casos permite la lactancia a las mujeres, caso de quedarse embarazadas posteriormente.

Posibles efectos adversos

  • Ninguna cirugía está exenta de complicaciones, aunque las técnicas más avanzadas de mamoplastia de elevación hacen de esta intervención una técnica muy segura
  • Si en las primeras horas se acumula sangre en los tejidos intervenidos, se soluciona ya en clínica mediante la evacuación del hematoma
  • Además de las molestias e inflamación inicial, los primeros días también hay riesgo de infección aunque la toma de antibióticos minimiza este riesgo, y posibilidad de alteraciones de la sensibilidad del pezón, que suelen ser temporales y resolverse bien con el tratamiento adecuado
  • Las cicatrices, como se ha comentado, en función de la vía de abordaje que se utilice, se camuflan más o menos, y serán más o menos perceptibles también dependiendo de la predisposición personal y de otros factores. En general, pasado el tiempo necesario, son muy poco visibles. Pero requieren un control postoperatorio riguroso durante el primer año para evitar que sean muy visibles
  • En personas mayores de 65 años, con mamas realmente muy grandes, o bien fumadoras o bien diabéticas, hay un riesgo aumentado de necrosis. La necrosis es la falta de irrigación de los tejidos que hace que las cicatrices tarden más en cerrarse y se requieran curas posteriores, o incluso problemas más graves. Por ello es una cirugía que exige que el paciente deje de fumar por completo las semanas previas y posteriores a la misma y que la diabetes esté bien controlada.

¿Para quién está indicado?
Para aquellas mujeres que quieran reducir el tamaño de su pecho y mejorar su forma de una forma rápida y eficaz, aportándole firmeza y tersura.

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